EDUCACIÓN DEL SORDO
EDUCACIÓN DEL SORDO
Cuando nos referimos al tema de la
educación para sordos, inevitablemente debemos contextualizar los distintos
paradigmas que explican esta temática. Las diferentes concepciones existentes
respecto a los sordos según Claros (2004) van desde las concepciones
desahuciantes, limitantes hasta la concepción socio– cultural:

La sordera como una
característica desahuciante
Esta concepción es bastante lapidaría,
porque implica una muerte social y del intelecto de la persona sorda por lo
cual su lengua nativa no tiene importancia alguna, es como lo llamaría Foucault
(2000) concebir a los sordos como anormales, se
les abandona a su propia suerte, desde esta perspectiva en muchos casos se les
cataloga como enfermos, se considera que el sordo no tiene la capacidad, ni la
posibilidad de desarrollar su potencial como ser humano.
La sordera como
característica limitante
Esta visión es aquella que concibe que
los sordos puedan recibir algún tipo de educación, pero limitada. Aquí se
produce lo que podríamos llamar la dictadura del mundo oyente sobre los sordos.
El grupo mayoritario que en este caso son los oyentes quienes construyen la
imagen social del sordo a partir de una actitud paternalista. Aquí los sordos
solo son personas discapacitadas. En esta visión se encuentra lo que en
educación para sordos se conoce como el oralismo y la comunicación total,
paradigmas que explicaremos más abajo.
La sordera como
característica socio-cultural
Esta concepción establece a los sordos
como un grupo socio – cultural con su propia lengua y cultura. Es decir
como una etnia portadora de una lengua propia que posee una
estructura y una gramática que lo pone a la altura de cualquier otra
lengua. Desde esta perspectiva es de vital importancia el concepto de
comunidad. Según Poblete, al indagar en los
elementos que configuran una comunidad podemos señalar que dentro de ésta se
encuentran tres tipos de sentido.

La educación para los sordos
en México ha sido una muestra de la marginación social en la que se instala a
la mayoría de los grupos excluidos de la sociedad. Los sordos al igual que
todas las personas que han sido objeto de la educación especial parecieran que
conforman un grupo sin historia. Pues los datos con los que se cuentan son
escasos y fragmentarios y solo nos permiten tener un panorama parcial al
respecto.
El
estudio de la LSM y de la LSM es escaso, no podemos negar la existencia de sus
usuarios y el derecho a recibir una educación en su propia lengua. El uso de la
lengua de señas —maya o mexicana— para la educación del Sordo responde no sólo
a los derechos inalienables del hombre, sino además al reconocimiento del valor
de la enseñanza en la lengua materna para el desarrollo de las capacidades
cognitivas, sociales y emocionales del educando, como se ha citado en numerosos
documentos (UNESCO 1953, 2003; UNICEF 1999). Sin embargo, la cotidianidad que
se vive en la escuela con los alumnos sordos nos permite observar cómo se les
ha privado de este derecho al excluir el uso de su lengua materna para su
enseñanza.
La
historia de la educación del sordo nos demuestra cómo la concepción que se ha
tenido del lenguaje y de las lenguas ha sido determinante para definir los
modelos pedagógicos enfocados a la educación de las personas sordas. Muchos de
estos modelos reflejan un concepto restringido del lenguaje, circunscribiéndolo
a la mera articulación de los sonidos de la lengua y a la formulación de
ciertas estructuras gramaticales, y dejan de lado los aspectos cognoscitivos,
sociales, afectivos, culturales, que conllevan la adquisición y el desarrollo
del lenguaje.
¿Por
qué se insiste en la necesidad de que el sordo se oralice, dedicando una gran
cantidad de recursos personales y económicos en terapias de lenguaje, o en la
compra de auxiliares auditivos cada día más sofisticados? Una posible respuesta
es que aún persiste la falsa creencia de que las lenguas sólo son orales, o que
las lenguas de señas no tienen gramática, y por tanto, no son verdaderas
lenguas, de ahí, se da el salto para sostener o afirmar que es mejor que el
sordo sea capaz de comunicarse a través de la lengua oral dominante, y con
ello, pueda ser sujeto de los mismos derechos que cualquier ciudadano oyente.
Miroslava Cruz Aldrete. (2009). La educación del sordo en México siglos XIX y XX: La Escuela Nacional de Sordomudos. 18 de Marzo del 2019, de Cultura Sorda Sitio web: http://www.cultura-sorda.org/la-educacion-del-sordo-en-mexico-siglos-xix-y-xx-la-escuela-nacional-de-sordomudos/
Alicia Agurto Calderón. (2012). Las inteligencias múltiples en la educación para sordos. 18 de Marzo del 2019, de POLIS Sitio web: https://journals.openedition.org/polis/4414
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